Barra distintiva de Masegoso vivo con una vista de Masegoso de Tajuña

Museo del Pastor y del Labrador

Como parte del rico patrimonio material e inmaterial de Masegoso y como condensación de algunas de sus costumbres y tradiciones, el Museo del Pastor y del Labrador se inauguró en 1996 por iniciativa de la Asociación Cultural de Amigos de Masegoso para recoger y preservar en él un exhaustivo muestrario de los objetos de uso en las actividades propias de la ganadería y la agricultura. En la sección de imágenes hay una amplia galería que recorre la historia y el contenido del museo. Ahora recorreremos en tres capítulos su historia, desde que comenzó siendo Museo del Pastor hasta que fue ampliándose:


Museo del Pastor

La existencia del Museo del Pastor es una de nuestras mayores satisfacciones. Es un pequeño reducto entrañable creado con muchos de los objetos pertenecientes y utilizados por nuestras familias. Es muy probable que la mayoría de estos objetos tan necesarios y útiles en otros tiempos, hubieran desaparecido como lo han hecho tantos otros. Sin embargo, ahí están, y cuando los miramos o se los mostramos a personas de fuera, nos hacen evocar un recuerdo nostálgico y cariñoso de nuestro pasado, y una sonrisa de satisfacción porque son parte de nuestras raíces que no hemos perdido. Algunas de las piezas expuestas han sido donadas por personas de fuera, pero la mayoría han subido y bajado nuestros cerros y han paseado nuestros llanos llevadas y traídas por miembros de nuestra familia o por nuestras propias ovejas, o las teníamos en nuestras casas o corrales.

En mi memoria, aún veo a las mujeres del pueblo, sobre todo a las abuelas, afinando la tosca hebra de lana de oveja de su color natural y tejiendo calcetines con ella y cuatro agujas muy cortas. Ver como se iba formando el calcetín de una vez, sin costuras, me parecía casi mágico. O tejiendo gruesos jerseys para el invierno, o remendando otras prendas; y a los hombres arreglando o fabricando albarcas con trozos de neumáticos viejos.

Pero en temas de ovejas, a quien recuerdo sobre todo es a mi tío Baraca, el pastor de la familia, tallando primorosamente badajos de madera que según fueran, más anchos o menos, más duros o más finos, de una madera o de otra... producían después en los cencerros sonidos diferentes que él identificaba a la perfección cuando los llevaban puestos las ovejas a las que, naturalmente, también conocía de manera individual, pues dedicó toda su vida a esa ocupación.

El contenido del museo queda complementado con fotografías, paneles informativos y los mapas expuestos que nos dan una visión más amplia y completa del significado de la ganadería tanto en nuestro entorno, como en un plano más general, destacando la importancia de las Cañadas y señalando sus trazados por toda la geografía nacional.

A veces, vienen personas que no conocen demasiado la vida representada con estos objetos y muestran su curiosidad. Pero otras, tal y como nos ocurre a nosotros cuando visitamos museos similares, se entusiasman al contemplar todo lo que expuesto ante sus ojos les lleva, con gran complicidad, a evocar sus propios recuerdos y vivencias, que comparten con nosotros.

(Adaptado de Villaverde López, Pilar: «Museo del Pastor», en Alto Llano, Revista Cultural de Masegoso de Tajuña, segunda etapa, n.º especial, 2007, p. 19, Asociación de Amigos de Masegoso, Depósito Legal n.º GU-3251997).

Subir

Inauguración del Museo del Pastor y del Labrador

La inauguración el pasado 20 de agosto [de 2011] del Museo del Pastor y del Labrador fue un día grande para Masegoso. Inició el acto Pilar Villalba que desde la puerta de la entrada dirigió unas palabras a los numerosos asistentes al acto en las que resaltó la importancia que los labradores han tenido en el desarrollo de nuestra vida ya que han sido fundamentales en momentos difíciles para la supervivencia de los españoles.

Después de agradecer a las personas que participaron en la creación del museo, ya sea con su trabajo o aportando utensilios, nos invitó a visitarlo con unas palabras que, años atrás, cuando las puertas de todas las casas estaban abiertas, eran de uso común cuando algún vecino del pueblo iba a casa de otro a tratar algún asunto y desde el zaguán hacía notar su presencia, desde el interior le invitaban a entrar con un: «hasta la cocina».

Así lo hicimos aquella tarde ya que la Primera Sala del Museo es la reproducción de una cocina de las que tenían las antiguas casas de Masegoso. Allí pudimos ver el fogón como centro de las reuniones invernales de la familia, con sus trébedes, olleros, tenazas, fuelles, candiles, etc., incluso, para dar más realismo, contamos con una abuela, encarnada por Pepita Villaverde Vicente, caracterizada con ropa de la época: pañuelo negro cubriendo la cabeza, vestido oscuro con falda larga, medias negras y zapatillas de paño. En los vasares: ollas, cacerolas, fuentes, tazones, etc. No faltan los chorizos y morcillas colgados ni la máquina de picar la matanza, una tabla de lavar, calderos, unas cantareras, una fresquera, etc., etc.

La Segunda Sala está dedicada a la ganadería ocupando un lugar preferente un plano de España en el que figuran las Vías Pecuarias que desde la Edad Media sirvieron para que el ganado lanar trashumara en otoño y primavera hacia lugares con pastos más abundantes y climatología más favorable. Tienen también su sitio en esta sala comederos, cencerros y esquilas que con el tintineo de su badajo hacían notar la presencia de los rebaños, tijeras de esquilar ovejas, una carda y la rueca para manufacturar hebras de lana, un tanto basta, pero que servía para tejer prendas de abrigo de los que hay alguna muestra en la sala, al igual que unas abarcas, construidas con neumáticos de coche, etc.

La Tercera Sala incluye multitud de aperos utilizados en la agricultura: arado romano y vertedera para labrar, trillos, dalla, hoces, zoquetas para proteger los dedos y evitar que puedan cortarse al segar, «ganchas» (azadas), medidas de capacidad de grano (media fanega, celemín, etc.) y líquidos (arroba), podones, arreos de caballerías como colleras, cabezadas, ramales, albarda, etc. Se exhiben también, desde el modesto escardillo para extirpar cardos de los sembrados hasta un imponente carro y una aventadora o «máquina de arvelar» de las que, como una prueba de modernización, comenzaron a llegar a Masegoso a principios de los años cincuenta del pasado siglo. No faltan utensilios como los cuévanos que utilizaban en el pueblo para realizar actividades complementarias como la viticultura o, en el caso de la apicultura, caretas para protegerse de las picaduras, fuelle para producir humos y un rústico panal construido mediante el vaciado de un tronco de árbol.

Los instrumentos citados solo suponen una mínima parte de lo que se exhibe en el Museo ya que hay muchísimos utensilios, cada cual más interesante, por lo que animo a todos a visitarlo detenidamente ya que permitirá conocer mejor a nuestros antecesores y con ello a respetarlos más por los medios tan precarios, y a veces rudimentarios, con los que tuvieron que trabajar.

Ahora bien, el Museo no se ha hecho solo. Para conseguirlo ha sido necesaria la colaboración de un equipo de personas que han dedicado mucho tiempo, más del que el visitante pueda creer, para diseñar la estructura de las salas, acopiar los diferentes aperos, proceder a su restauración ya que la mayor parte se encontraban muy deteriorados, ordenarlos y proceder a su montaje. Por eso creo interesante que Pilar Villalba, como impulsora de este proyecto, conteste a unas preguntas:

—¿Cuándo y cómo surgió la idea de la creación del museo así como su posterior ampliación? ¿Cuáles fueron los primeros pasos seguidos?

La primera fase del Museo, es decir, la dedicada al Pastor, se realizó a finales de los años noventa, haciendo coincidir su apertura con el inicio de las Marchas anuales por la Cañada Real de Merinas Soriano Oriental, impulsadas por la Asociación Cultural. El Ayuntamiento aportó el local anexo a la antigua fragua y acometió los trabajos de restauración (pintura de techumbre y paredes y sustitución de las antiguas ventanas. Jesús Flores y Pepa Villaverde donaron el portón de la entrada, corriendo la organización y distribución de la colección por cuenta de la Asociación Cultural, para lo que contó con algunas pequeñas aportaciones de la Junta de Comunidades, Diputación, Ibercaja y Caja Provincial.

Hace unos cuantos años, la Asociación Cultural pensó que había llegado el momento de completar el Museo con la sección dedicada al Labrador, así como a la Vida Doméstica. Con una subvención de 12.000 € concedida al Ayuntamiento por la Junta de Comunidades se reconstruyó y techó la leñera del antiguo horno. Sin embargo, otra subvención posterior de 22.000 € no pudo ser cobrada por el Ayuntamiento, al no figurar esta propuesta de gasto en los presupuestos municipales. Como mientras tanto estaban en marcha las obras de restauración de la fragua propiamente dicha (donde actualmente se sitúa la cocina), el coste de los trabajos fue adelantado por un miembro de la Asociación, sin que hasta el momento haya podido resarcirse del mismo.

—Cualquier actividad que se realice requiere, además de una persona, en este caso tú, que «tire del carro», una serie de colaboradores. En el caso de este Museo, ¿quiénes han cooperado desinteresadamente para llevar a cabo este proyecto?

El proyecto ha salido adelante, gracias al trabajo, aunque en distinto grado, de Manolo, Bienve (el alguacil), Celes, Pepita Villaverde Vicente, Luis Fernando Villalba, Bernabé Villalba, José Antonio (marido de Mari Paz), José Luis (marido de Anita)…; al asesoramiento de Dionisio Villalba, artífice de la mayor parte de los útiles que allí se exponen…; y a las aportaciones de Javier Cortijo, Pepín Gonzalo, Mercedes Sebastian, Pilar Villalba, Manolo, Mari Paz Villaverde, Pilar Villaverde, José María Casado, Rubia, Conchi…, sin olvidar el apoyo y aliento que hemos recibido de todos los que han ido pasando por el Museo mientras se realizaban los trabajos.

—¿Qué Instituciones han colaborado en la creación del Museo y forma de hacerlo?

Esta pregunta ha sido ya respondida, aunque aprovecho para dejar constancia de que el Museo, aunque gestionado por la Asociación, pertenece al Ayuntamiento, como no podría ser de otra forma, al ser propietario de los locales que ocupa. Este es el motivo por el que las subvenciones recibidas han sido concedidas al Ayuntamiento.

—Pasando a temas directamente relacionados con el Museo y los utensilios en él expuestos, como curiosidad, se me ocurren unas cuantas preguntas: ¿Cuántos elementos se exponen el Museo en el conjunto de sus tres salas?

Todavía no hemos realizado el inventario de los mismos, pero calculo que se pueden acercar a las dos centenas.

—¿Proceden todos del pueblo?

La mayor parte de los útiles son del pueblo, e incluso han sido realizados artesanalmente por los propios vecinos, pero también hay otros que proceden de amigos de Moranchel, Tortonda, Ruguilla, Henche, Algora, Tomellosa y Alcoroches. Es frecuente, por otra parte, que algunos visitantes ofrezcan aportar algún utensilio de su propiedad, a la vista del cariño con que se exhiben en nuestro Museo. Así ha ocurrido, recientemente, con unos visitantes de Argecilla.

—¿De cuál te sientes más satisfecha y por qué?

No me resulta fácil decantarme solo por algunos, ya que todos tienen su propia historia, pero quizás, por proximidad familiar, lo haría por una aguja de cambrón, tallada ex profeso para el Museo por mi padre, que fue pastor desde los siete años; por unas amugas de mi abuelo Pantaleón, a las que les falta el trozo de madera que se llevó por delante el coche de la línea, o por el trillo, también de mi abuelo, agujereado por la metralla de un bombardeo.

—¿Cuál de ellos ha supuesto mayor dificultad para disponer de él o dejarlo en condiciones de ser exhibido?

El carro del tío Bernabé ó la máquina de arvelar del Rafa, son de un gran interés, ya que quizás sean éstos los últimos ejemplares que quedan en pie. Por lo tanto, su donación por Javier Cortijo y de Pepín Gonzalo, es muy valorada. En cuanto a la restauración, quizás sean los numerosos aperos de las mulas los que han revestido mayor dificultad debido a su pequeño tamaño.

—¿Falta alguno que creas debería figurar en el Museo?

Es fundamental el disponer de una mula que nos permita uncirla al carro con los aperos de tiro de los que disponemos. Afortunadamente, Jesús Arévalo se ha ofrecido a construir una de cartón piedra, cuando se lo permitan sus obligaciones laborales. Tomás Gonzalo también se ha ofrecido a rehacer los cuatro «mozos» del carro. Es evidente que no nos podemos quejar en cuanto a colaboración.

—¿Tienes in mente algún plan futuro para el Museo?

En la actualidad estamos organizando el modo de visitarlo, para lo que ya se han ofrecido Conchi y Pepa. La siguiente tarea será la elaboración de la página web, del Museo, en la que, además de los utensilios exhibidos, vamos a informar de las tareas que se hacían en el campo, a lo largo del año, sin olvidar la realización de un Inventario en el que figuren los útiles que componen las colecciones y sus características.

—Por último, ¿quieres añadir alguna cosa más?

La sobriedad, la honestidad y el espíritu de trabajo que honra generalmente a los descendientes del campo son los valores que nos inculcaron en la sociedad rural de nuestra infancia. El Museo debe de servir de recordatorio de este pasado al que debemos de mirar con gratitud porque en él se fundamenta nuestra personalidad. Por lo tanto, el objetivo final de los que nos hemos empleado a fondo en esta empresa es el que los vecinos y descendientes del pueblo consideren el Museo como algo propio.

Nos despedimos de Mari Pili dándole las gracias no solo por sus respuestas que habrán servido para que conozcamos algunos de los aspectos que han rodeado la creación y montaje del Museo, sino también por haber convertido en realidad esta iniciativa que supone un orgullo para el pueblo de Masegoso por lo que reitero mi recomendación de que lo visiten, merece la pena.

(Adaptado de Moreno, José Guillermo: «Inauguración del Museo del Pastor y del Labrador», en Alto Llano, Revista Cultural de Masegoso de Tajuña, segunda etapa, n.º 25, 2011, pp. 30-33, Asociación de Amigos de Masegoso, Depósito Legal n.º GU-3251997).

Subir

Nuestro museo

Hace ya 18 años que abrimos nuestro museo. Acaba de cumplir la mayoría de edad. Fue en 1996 coincidiendo con la Primera Marcha por la Cañada Real de Merinas, actividad ésta, que mantuvimos de manera ininterrumpida durante catorce años, hasta 2009.

En principio, sólo constaba de una sala dedicada al pastor. Con el paso del tiempo, ha ido evolucionando, creciendo y completándose. Ahora disponemos de dos salas más. A la inicial Sala del Pastor se ha sumado una segunda: la Sala del Labrador, una hermosa y completa sala en la que se muestran todas las tareas relacionadas con las actividades del campo tal y como se desarrollaban en el pasado; y una tercera: La Cocina, recreación de la cocina tradicional del pueblo que nos resulta muy entrañable porque nos recuerda a la que algunos de nosotros conocimos en el pasado y en la que vivimos muchos momentos de nuestra vida. Y aún seguimos añadiendo detalles y mejoras siempre que hay ocasión.

A lo largo de este tiempo muchas y muy distintas personas han pasado por él. Sus comentarios, favorables siempre, han quedado registrados en el libro de visitas. Nos han visitado personas de los pueblos vecinos, del resto de la provincia y de otros muchos rincones de España y parte del extranjero, pues como curiosidad tenemos algún comentario en inglés y en francés. De algunos visitantes también nos ha quedado constancia fotográfica.

(Adaptado de «Editorial: Nuestro museo», en Alto Llano, Revista Cultural de Masegoso de Tajuña, segunda etapa, n.º 28, 2014, p. 2, Asociación de Amigos de Masegoso, Depósito Legal n.º GU-3251997).

Hoy es

© Masegoso de Tajuña, 2018